De niño intentaba socializar con lagartijas, hasta el punto de perseguirlas dentro de sus guaridas; en cierta oportunidad, puso su pequeño dedito en un orificio en el que anteriormente se había ocultado una de ellas, pero recibió como dolorosa respuesta, un mordisco del animal. Erróneamente, decidió “darle su merecido” introduciendo con fuerza un pequeño palo de paleta; afortunadamente, aquella se encontraba protegida en su madriguera. De todas maneras, el niño reflexionó sobre su absurda actitud y siendo adulto, se hizo muy cercano a estos pequeños reptiles, llegando a palparlos con natural confianza.
Cuando visitaba a una hermana en su finca, condujo una moto, pero de manera accidental y por instinto de conservación, un enorme perro alcanzó a morder su tobillo; días después, procuraba estar cerca del “agredido” y acompañarlo en la cama donde dormía. Fue muy reconfortante concluir que en el cánido, no hubo ningún tipo de temor hacia él.
Si somos una amenaza para los animales, ellos de forma sabia lo entenderán así, pero si amigablemente los tratamos, serán nuestros protectores.
Génesis 9:1-2 Reina-Valera 1960
1 Bendijo Dios a Noé y a sus hijos, y les dijo: Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.
2 El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.
Daniel 6:19-22
19 El rey, pues, se levantó muy de mañana, y fue apresuradamente al foso de los leones.
20 Y acercándose al foso llamó a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?
21 Entonces Daniel respondió al rey: Oh rey, vive para siempre.
22 Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen daño, porque ante él fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho nada malo.