Cuando el Todopoderoso encarnado, es presionado intempestivamente por el ángel oscuro y de maldad, inmediatamente pudo comprender, que el deseo engañoso y destructivo de aquel espíritu caído, era el de interponerse en la obra magna y eterna de Dios: la salvación del hombre.
Ciertas personas, al ser poseídas por este demonio de tormento y muerte, expresan algo muy semejante; rebeldía, oposición y caos en contra del Precioso nombre de Jesús, del Padre eterno y del Espíritu de Dios; elaborando para sí mismas, sufrimiento y separación de Dios, de manera eterna.
El punto en cuestión, es que la persona; que dice no creer en Dios, sigue el consejo de su “padre el diablo”: se hace dios, para evitar su responsabilidad con su Creador y tratar de tomar su Trono, en las vidas de sus semejantes.
Salmos 14:1 Reina-Valera 1960
1 Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hicieron obras abominables; No hay quien haga el bien.
Isaías 14:13-15
13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo.