Alma, cuerpo y espíritu, de manera milagrosa, se encuentran integrados para sustentar al hombre de vida; pero la parte más débil y limitada es la expresión material. Cuando Adán y Eva pecaron por desobedecer el precepto de Dios, lo primero que tuvo necesidad de ser oculto y protegido, fue el cuerpo; este manifestó, su dependencia de la imperfección y de la muerte.
Se vieron desnudos, porque lo físico, que es lo palpable y demostrable, reconoció su condición de impotencia y fragilidad, como consecuencias de la infracción de la ley; siendo así, cuando se presenta una decisión desde el espíritu a intimar con el Creador, la carne, sin haber iniciado el cumplimiento de dicha orden, se siente violentada y derrotada. Un ejemplo es el ayuno, que es difícil realizarlo, pero con la práctica, el cuerpo no tiene otra salida que someterse entrando a un acuerdo para así, no hallarse en "peligro"; ya que tiene su manera propia de razonar y comprender.
Mateo 26:41 Reina-Valera 1960
41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil.
Romanos 7:18-23
18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
Marcos 9:29
29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.
2 Corintios 4:10-11
10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.