Una firme declaración de Jesús que me impacta, cuando la recuerdo en algún tipo de exposición, es la que dirigió a los principales sacerdotes y a los ancianos del pueblo: "...los pecadores y las rameras, van delante de vosotros al reino de Dios."

No es el mucho conocimiento, las largas oraciones, impecables oratorias o el arduo trabajo por algún tipo de comunidad o congregación religiosa, lo que te da paz y libertad delante de la Presencia del Todopoderoso; solo un corazón limpio y dispuesto a honrarle, entrará a sus atrios.

Las intenciones del corazón y los pensamientos más ocultos, son completamente conocidos por Dios.

Jeremías 17:9-10 Reina-Valera

9 Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.

1 Corintios 4:4-5

4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.