Hay quienes en un afán desesperado por ocultar o justificar sus debilidades manifiestas, cambian o tergiversan, considerablemente, el significado de la naturaleza Santa de Dios; afirmando, que por ser tan bueno y perfecto, no los juzgará ni los condenará. Una cosa es, la expresión de su sustancia eterna, que es el Amor, y otra muy diferente, es su concepto acerca de la malicia y envanecimiento con los que se pueden infringir sus preceptos inmutables.
El conoce los pensamientos y las intenciones de nuestros corazones cuando obramos; y con mucha anticipación, supo hacia donde queremos llegar, con los propósitos que nos hemos planteado.
Simple y rotundamente Él, tiene amor propio, cuida lo suyo y a los suyos.
Juan 2:24-25 Reina-Valera 1960
24 Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos,
25 y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre.
Romanos 11:22
22 Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.
Romanos 2:6-9
6 el cual pagará a cada uno conforme a sus obras
7 vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,
8 pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;
9 tribulación y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el judío primeramente y también el griego,