Recordaba que en cierta oportunidad, visité un rancho de lata habitado por una pareja joven que habían sido desplazados por la violencia en Colombia: al llegar, vi a un pequeño niño divertirse con un carro de juguete sin llantas; luego, la calidez y pureza de una muy joven mujer que con humildad y algo de preocupación por el estado frágil de su vivienda, me pidió el favor qua pasara. Transcurrió un rato, y llegó su esposo, que después de saludar afectivamente a su mujer, con dulzura y seguridad en sus palabras, me dijo que era muy bienvenido; pude experimentar una preciosa luz de paz, libertad y amor, en medio de este hogar.
Ocho días después, conocí un apartamento quince o veinte veces más amplio que aquel rancho y ocupado por personas adineradas, quienes en ese mes, obsequiaron a su hija de cumpleños, un auto nuevo, pero; en este lugar, gobernaba la tensión, el desinterés por lo emocionalmente básico, un forzado e incómodo silencio y la hipócrita apariencia.
Proverbios 17:1 Reina-Valera 1960
1 Mejor es un bocado seco, y en paz,
Que casa de contiendas llena de provisiones.
Salmos 34:2,18
2 En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
Y salva a los contritos de espíritu.