Antes de ser prohibida la lidia de toros en algunos países del mundo, era desgarrador ver en televisión, la manera tan cruel en que eran tratados; con banderillas enterradas en su lomo y picados con varas, por toreros a caballo.
Las decisiones influenciadas por la terquedad, son semejantes a las de este animal en cuestión; dicho cuadrúpedo, no puede pronosticar el alcance de su comportamiento que obstinadamente en ignorancia, lo llevaba a la inevitable muerte.
En el corazón del ser humano, se libran “corridas de toros” imposibles de evitar y la mente en soledad, tiende a ser vencida.
Porque hasta es desconocido el único Espectador, que podría lidiar con las fuerzas que se oponen a la paz interior; acallando la voz del Libertador y Sanador de sus almas.
Salmos 22:12-13 Reina-Valera 1960
12 Me han rodeado muchos toros;
Fuertes toros de Basán me han cercado.
13 Abrieron sobre mí su boca
Como león rapaz y rugiente.
Salmos 62:1,5,6
1 En Dios solamente está acallada mi alma;
De él viene mi salvación.
5 Alma mía, en Dios solamente reposa,
Porque de él es mi esperanza.
6 El solamente es mi roca y mi salvación.
Es mi refugio, no resbalaré.