Recuerdo que en mi niñez, solía observar con mucho cuidado y admiración, el cambio que algunos animales experimentaban; en cierta ocasión, invitado por un amigo scout, miraba muchísimos renacuajos en el agua, unos en vía de transformación y otros con las dos patas traseras. Cerca, en lo que recuerdo era una especie de pasto, pequeñitas ranitas saltando y huyendo de mí.

Algo semejante acontece con la oruga, construye un capullo para habitar en él, para luego tornarse en una hermosa y expresiva mariposa.

Los oscuros pensamientos y disposiciones turbias del corazón, como en "cubierta protectora", se encierran herméticamente para impedir que atraviese la luz libertadora de la verdad; formando una condición de desorden, sufrimiento y muerte en nuestro interior.

Pero cuando el poder de la sangre de Cristo, destruye esta coraza de maldad que trastorna la conciencia, cambia la naturaleza pecaminosa, surgiendo la vida para libertad del alma.

Romanos 6:6-8 Reina-Valera 1960

6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
7 Porque el que ha muerto, ha sido justificado del pecado.
8 Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él;

Efesios 2:3-6

3 entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó,
5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos),
6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús,