Generalmente, todo comienzo de algún tipo de negocio o relación de pareja, es difícil; pero los problemas y diferencias que pudiesen presentarse durante la cristalización de un proyecto, son superados por la pasión, constancia y entrega incondicional, puestos en dicho propósito. Es pues necesario, que en asuntos sentimentales, las personas consideren la urgente prioridad de amar el alma y los valores de los demás, para cuando de manera "natural", estos manifiesten sus defectos de carácter o del cuerpo; ya que este, con el paso de los años no es el mismo, se aferren entonces, al amor no dependiente de lo pasajero y mortal.
Se vive con dedicación, amor y sacrificio los primeros años de compañía; luego, llega la costumbre: la convivencia se ofrece desde un ambiente de reflexión, comprendiendo de corazón, lo que se entrega; y por último, a lo que nunca se debería llegar, el hábito de compartir sin decisiones razonables, conocido como rutina.
Eclesiastés 7:8 Reina-Valera 1960
8 Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu.
Cantares 3:1-5
Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad;
Por las calles y por las plazas
Buscaré al que ama mi alma;
Lo busqué, y no lo hallé.
3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad,
Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma?
4 Apenas hube pasado de ellos un poco,
Hallé luego al que ama mi alma;
Lo así, y no lo dejé,
Hasta que lo metí en casa de mi madre,
Y en la cámara de la que me dio a luz.
5 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén,
Por los corzos y por las ciervas del campo,
Que no despertéis ni hagáis velar al amor,
Hasta que quiera.
Apocalipsis 2:4
4 Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.