"No todo lo que brilla es oro", una frase comunmente utilizada para hacer referencia a lo que es falso o aparente; la podríamos comprender como seudoreal o falsa realidad; los comerciantes de piedras y metales preciosos, antes de probar la legitimidad de una joya, por medio de sustancias químicas, aprenden a diferenciarla de la original, observándola con cuidado. En asuntos del corazón humano, se puede conocer fácilmente a quien está dispuesto para lo bueno y agradable delante de Dios, a través de sus frutos.
Aunque la perfección se encuentre distante del seguidor de Jesús, la sincera intención de su alma, unida a la pasión con la que busca las pisadas de su maestro, por el poder de Dios actuando para su constante transformación, seguro logrará; por sus eternas misericordias, la ciudadanía en los cielos.
La pirita, es una piedra con una imitación demasiado engañosa, muchos han sido estafados en grandes cantidades de dinero porque creyeron en el admirable parecido de dicho metal con el oro.
Mateo 6:16-18 Reina-Valera 1960
16 Cuando ayunéis, no seáis estrictos, como los hipócritas; porque ellos alteran sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro,
18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Jeremías 17:10
10 Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.
1 Corintios 4:5
5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
Mateo 7:15-20
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
20 Así que, por sus frutos los conoceréis.