Cuando pasa el tiempo y la despiadada costumbre comienza a tomar las emociones, las decisiones del corazón y de la mente, es cuando el cansancio en lo que otrora fue un libre placer; la pesadez del ánimo en lo que ayer fue apasionada labor. Entonces, la realidad de un presente fatigado, turbulento y vacío, nos llama a la reflexión; a la sinceridad con nosotros mismos, por saber si en verdad hubo entrega, dedicación.
Existe alguien en quien no hay sombra ni variación, que lo que una vez deseo y prometió en nosotros, no incumplió.
Romanos 11:29 Reina-Valera 1960
29 Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.
Números 23:19
19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?