Riqueza Inigualable 

Juan Diego Jaramillo | 5 de octubre de 2021

El joven evangelista, se dirigía al encuentro de un grupo de jóvenes con quienes realizaría un retiro espiritual, para que estos tuviesen una relación más personal con Jesús; a punto de tomar el transporte, y a una cuadra de su casa, fue detenido por otro joven de aproximadamente 28 años, que tenía varias cadenas de oro en su cuerpo, al lado de un costoso carro que era conducido por otra persona y pasado de copas, quien le preguntó: para usted, ¿qué es la felicidad? Aquel, con tono calmado en sus palabras, le contestó: la única felicidad segura, que trajo paz y libertad a mi corazón, ¡fue Jesucristo!

El hombre de asombrosa apariencia expresó: nunca me habían hecho ver las cosas desde ese punto de vista; y agradeciéndole, partió en el auto. Quince años después, alguien muy agradecido, llamó al entonces joven predicador y con palabras muy emocionadas le dijo: yo era aquel rico, que se presentó con posesiones materiales y orgullo sin límites; ahora, ¡gracias a nuestro Padre eterno! Que lo utilizó a usted, entregué mis bienes a la comunidad franciscana y soy un misionero de Jesús.

¡Qué poderoso mensaje libertador el del Hijo de Dios!

Proverbios 11:2 Reina-Valera 1960

2 Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra;
Mas con los humildes está la sabiduría.

Santiago 1:9-11

9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;
10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.
11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

Filipenses 3:7-10

7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.
8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,
9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,

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