La fiesta avanzaba y la joven poco a poco perdía el control sobre el alcohol y la desenfrenada integración de un grupo de graduados de secundaria la dominaba más; al verse tan mal, ¡con súplicas! Pidió al dueño de la finca (quien desde el principio de la parranda estuvo en contra de este tipo de reuniones sin prudencia), que cuidara a sus dos niñas durante la noche; la mayorcita contaba con 12 años y la menor tenía apenas 3.
El punto en cuestión, es que debía dormir con ellas en su alcoba y “protegerlas”. Muy temprano, la mamá tocó la puerta para reclamar a sus inocentes hijas; pero aquel hombre, no perdió la oportunidad de recriminarle diciendo: ¿¡¡¡sino fuese el joven del que tanto te hablaban bien y me hubiese transformado para hacerles daño!!!? … Pero, ¡gracias al favor de Dios! Las cobijé juntas con tierno respeto y dormí al lado opuesto de mi amplia cama.
Jeremías 17:5 Reina-Valera 1960
5 Así ha dicho Jehová: Maldito el varón que confía en el hombre, y pone carne por su brazo, y su corazón se aparta de Jehová.
2 Timoteo 1:12
12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
Salmos 71:14-15
14 Mas yo esperaré siempre,
Y te alabaré más y más.
15 Mi boca publicará tu justicia
Y tus hechos de salvación todo el día,
Aunque no sé su número.