Si existe algo difícil de controlar, es la carne, haciendo alusión al cuerpo; es sensible a los comportamientos y manifestaciones físicas, tanto como emocionales; pretender, que ya hemos vencido todo tipo de tentación atractiva a los deseos de la carne, los deseos de los ojos o la vanagloria de la vida, sería mentirnos; no en vano, la oración de nuestro Señor Jesucristo, es clara y contundente: "mas líbranos del mal".
Él es, quien de principio a fin, nos libra y pelea la batalla por nosotros, nuestra fortaleza y pronto auxilio, está y estará en su compañía. Es de suma importancia tener en cuenta, que muchos pecados son planteados por medio de los ojos y la lengua, pero una íntima relación con el Altísimo Dios, nos llevará al control de estos dos miembros tan curiosos y débiles.
Juan 9:40-41 Reina-Valera
40 Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ¿Acaso nosotros somos también ciegos?
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: Vemos, vuestro pecado permanece.
Proverbios 21:23
23 El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.
1 Juan 1:8-10
8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Romanos 7:19-25
19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.
20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22 Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23 pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.
24 !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25 Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.