Temores, recuerdos negativos y experiencias violentas del pasado, se instalan en el alma, sin ser invitados; cual fantasmas o brujas realizando conjuros y rezos con los que interfieren en la felicidad, la paz y la libertad.

El mismo amor, se ve seriamente limitado en su expresión; como si en aguas turbulentas, sumergido en caos destructivo, estuviese a punto de sucumbir y ceder sus favores al azar y a las probabilidades; la paz, asida a la libertad, corren desesperadamente en medio de la oscura y densa niebla, formada por el dolor y los resentimientos no superados.

1 Juan 4:7-8,18 Reina-Valera 1960

7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

Isaías 43:18-19 Reina-Valera 1960

18 No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas.
19 He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.