En la década de los 50, alguien, entre un grupo de misioneros que sobrevolaba en una avioneta, una extensa región del África, lanzó al azar un Nuevo Testamento; transcurrieron veinte años para que algunos evangelistas, visitaran este continente. En su camino, ¡con admirable sorpresa! Encontraron un poblado que conocía acerca de Jesús y su sacrificio por la humanidad, para salvación.
Los siervos de Dios les hicieron veinte preguntas sobre la Biblia, que fueron contestadas de manera incuestionable; seguidamente, procedieron a bautizarse en el nombre Jesús, para el perdón de sus pecados. No necesitaron de una misión, una iglesia o de un predicador, para entender y obedecer lo sencillo y profundo del deseo de Dios; bastó que una parte de este maravilloso libro cayera en las manos de una tribu lejos de la “civilización”, para que germinara la fe.
Mateo 22:14 Reina-Valera 1960
14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Romanos 9:25-26
25 Como también en Oseas dice:
Llamaré pueblo mío al que no era mi pueblo,
Y a la no amada, amada.
26 Y en el lugar donde se les dijo: Vosotros no sois pueblo mío,
Allí serán llamados hijos del Dios viviente.
Juan 10:16
16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.
Jeremías 31:33-34
33 Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.
34 Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.