Curiosidad, Malicia y Maldad

Juan Diego Jaramillo | 26 de agosto de 2021

En un cuarto piso, la niña de tres años exploraba porque al parecer, le era atractivo subir por el balcón de un cuarto piso; pero su padre al percatarse de la situación, le dijo con autoridad: ¡no vuelvas a intentarlo! Pero acto seguido, la malicia entró en su mente pura, para probarlo días después; y de nuevo, se encontró con la desaprobación de su progenitor, con la diferencia que esta vez, estaba acompañado por una correa, con la que calentó un poco sus nalgas.

Ni esto fue suficiente para la intrépida pequeña, pasaron varios días, y ahora estaba trepando por las barras del balcón, logrando posicionar una de sus piernas en la parte superior; de forma casual y milagrosa, su papá se encontraba cerca para ser testigo de semejante instante de riesgo y la única reacción que encontró a su alcance, fue gritarle: ¡¡¡¡¡Andrea!!!!! Ella estupefacta, quedó inmovilizada; así, pudo librarla de la muerte.

No necesariamente los niños, los jóvenes y, hasta los adultos, tienen que experimentar un accidente o una gran aflicción para entender que un mal proceder, no solo compromete su seguridad física, también la espiritual; y todo comienza en una simple curiosidad, seguida de la turbulenta malicia y por último, de la devastadora maldad; que podría conducir a daños irreparables y hasta la misma muerte.

Génesis 8:21 Reina-Valera 1960

21 Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.

Proverbios 22:3

3 El avisado ve el mal y se esconde;
Mas los simples pasan y reciben el daño.

Proverbios 5:12-14

12 Y digas: !!Cómo aborrecí el consejo,
Y mi corazón menospreció la reprensión;
13 No oí la voz de los que me instruían,
Y a los que me enseñaban no incliné mi oído!
14 Casi en todo mal he estado,
En medio de la sociedad y de la congregación.

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