Cuando en lo íntimo de tu ser, sientas seguridad, consideres que nada te falta y que habitas en completa paz, es lo que podrías llamar, bienaventuranza o abandonarte en los brazos del Altísimo.
La necesidad de afecto, protección, comprensión incondicional y desinteresado amor, son la búsqueda natural de quien se encuentra perdido en inseguridad, caos y tristeza. Cual arqueólogo minucioso, que entre ruinas, desea encontrar el más recóndito vestigio o prueba del oculto pasado.
Salmos 46:1-2 Reina-Valera 1960
1 Dios es nuestro amparo y fortaleza,
Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
2 Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida,
Y se traspasen los montes al corazón del mar;
Salmos 121:1-2
1 Alzaré mis ojos a los montes;
¿De dónde vendrá mi socorro?
2 Mi socorro viene de Jehová,
Que hizo los cielos y la tierra.
Mateo 11:28-30
28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;
30 porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
Isaías 26:3
3 Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.