Después de tener un empleo exitoso y seguro durante muchos años, que ofreció comodidad, una gran casa y alimentos en abundancia, muchos se han visto obligados a visitar las dificultades económicas, convivir con la estrechez y cenar acompañados por el hambre.

Es triste e inevitablemente preocupante, escuchar a jóvenes que al tener en su mesa una nutritiva comida dos o tres veces a la semana, expresen con desgano: "algo que no sea cereal"; por fortuna, han tenido la constante bendición de recibir el pan de cada día de parte de Dios, y no es que tengan que experimentar una extrema debilidad física por no alimentarse, para ser solidarios con los que sufren en este aspecto.

Por su corta edad, no tienen mucho conocimiento en cuanto a cómo debería ser su respuesta cuando la alacena de sus casas no cuente con mucha variedad de ingredientes para preparar sabrosos platos.

Filipenses 4:12-13 Reina-Valera 1960

12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Lucas 10:8

8 En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante;

Proverbios 9:9-11

9 Da al sabio, y será más sabio;
Enseña al justo, y aumentará su saber.
10 El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.
11 Porque por mí se aumentarán tus días,
Y años de vida se te añadirán.